Si la permacultura trabaja en el diseño de espacios y hábitats humanos sostenibles, junto con sistemas agroculturales que imiten las relaciones y los patrones de la naturaleza, los bosques comestibles probablemente supongan todo un modelo de gestión en este sentido. Con un adecuado diseño, adaptado a las condiciones del entorno en donde esté ubicado, un bosque comestible es capaz de reproducir un ecosistema agrícola que produce comida y aporta riqueza medioambiental y ecológica.

El objetivo a medio/largo plazo de la finca Son Lladó y de este proyecto de Ecomuseo es la puesta en práctica de un modelo en esta línea, adaptado a las condiciones de este territorio, en perfecto equilibrio con los recursos existentes. Un bosque comestible integrado en un modelo de gestión bajo principios de permacultura, conlleva un mantenimiento mínimo y una proyección a largo plazo, ya que los bosques tienen ya de por sí una vida larga. Combinar árboles con arbustos y plantas da como resultado ecosistemas más resistentes a la erosión, las inundaciones o las sequías extremas y, a través de la permacultura, se pueden mejorar incluso los rendimientos de los sistemas naturales, buscando conexiones simbióticas que mejoren las propiedades de cada uno de los elementos y seres vivos.

Sabemos que la productividad de un bosque comestible en un clima mediterráneo pasa por facilitar su riego durante la temporada estival, especialmente en el arranque del mismo, por lo que paralelamente al proyecto de plantación del bosque se adecuará una línea de riego del agua proveniente de la depuradora biológica para su reutilización en los arboles destinados a cortavientos, de producción de biomasa y a frutales de tallo leñoso  y otra línea de riego proveniente del agua de lluvia almacenada en el estanque, para el riego de frutales arbustivos y hortalizas.

El bosque comestible de la finca Son Lladó se situará en la parte posterior de la edificación destinada a la sala expositiva del Ecomuseo y contará con una primera línea de variedades que actúen de cortavientos para los puntuales días invernales de persistente viento proveniente de la costa desde el Parque Natural de Es Trenc Salobrar. Esas variedades, principalmente pino causarina y tuas, darán paso a otras variedades de frutales secos, adaptadas a las condiciones climáticas y edafológicas de Campos, como el almendro o el algarrobo. También una variedad de higueras y olivos. Poco a poco, se irán bajando estratos para dar paso a albaricoques, ciruelos y vides, junto con  alcaparras, higos chumbos, granadas y otras variedades cuya producción ya no se encuentra en los circuitos comerciales como jinjolero, acerolo, membrillero o níspero.

Una vez establecido los primeros estratos del bosque comestibles se dará paso a los cítricos, especialmente los limones, que aguantan muy bien el calor y son muy resistentes a las plagas. Las plantas aromáticas y medicinales junto con algunas hortalizas quedarán en primera línea de las edificaciones, resguardadas y accesibles.

Poniendo la guinda a un espacio tan singular, se experimentará con el huerto en capas tipo lasagna, sin labranza no-till gardening, apoyado con técnicas como el Hugelkultur y otras que ayuden a reducir el consumo de agua, facilitando el mantenimiento de la humedad por más tiempo en el suelo.

Un rincón que pretende ser un pequeño vergel, en donde además de producir diferentes alimentos, se desarrolle una interesante figura de conservación y valorización de la biodiversidad local.