El agua se había convertido en un elemento imprescindible para las explotaciones agrícola-ganaderas del municipio como Campos, en donde está ubicado el Ecomuseo Etnográfico del Patrimonio Rural de Campos. Como no bastaba la que provenía de la lluvia, pero se disponía de agua en el subsuelo, se construían pozos para su extracción y así poder aumentar la producción de las fincas. Paralelamente, con menor extensión se producía más por lo que se creaban nuevos huertos por todo el municipio.

El punto de inflexión para toda esta realidad vino, sin duda, con la mecanización de los pozos de extracción de agua al introducir del motor de gasoil para hacer funcionar las bombas. A nivel técnico, esta nueva solución permitió excavar pozos más profundos, con una media de 20 metros de profundidad. Más allá de este dato, la verdadera innovación es que no se dependía del viento, por lo que funcionaban a tiempo completo, incluso por la noche. Esto da una idea de la mentalidad de la época, en la que se pensaba y operaba como si el agua de estos acuíferos fuese un recurso inagotable. La explotación, a partir de aquel entonces, se multiplicó exponencialmente.

Como todo ingenio mecánico, su instalación y mantenimiento requirió de mano de obra especializada. Surgieron entonces los herreros mecánicos, que eran los encargados de su instalación y montaje. Esta debía ser muy precisa, para evitar al máximo las roturas que provocaba la fricción. Cuanto más se perfeccionaban estos engranajes, mayor era la profundidad a la que era posible extraer agua.

Con el impulso del combustible diesel primero y de las soluciones eléctricas después, la extracción de agua se llegó a multiplicar por tres y hasta cuatro. La sobreexplotación de los acuíferos desembocó en una intrusión marina, con la consecuente salinización de los mismos. Con estas circunstancias, la falta de rentabilidad de estas explotaciones y el resto de procesos típicos en cualquier zona rural en las últimas décadas, ligados al progresivo despoblamiento, al éxodo rural y a la consecuente ruptura del tejido social y productivo, la situación en Campos cambió drásticamente.