A la hora de montar una huerta, el primer paso consiste siempre en la ubicación del terreno y la preparación del suelo. El espacio destinado a los cultivos, la rotación de los mismos, el abonado y arado previo y demás labores de planificación, son fundamentales para el éxito del mismo.

En nuestro caso, abonamos con el estiércol que conseguimos de los excrementos de nuestros caballos, gallinas y ovejas mezclados con paja y curado a lo largo de todo un año. Lo hacemos una vez al año, en la temporada invernal, preparando el terreno para la siembra primaveral. El arado lo realizamos con medios mecánicos, hasta hace pocos años con nuestro caballo percherón y anteriormente con las mulas que teníamos a disposición en la propia finca.

En nuestra zona se trabaja la huerta en dos temporadas bien diferenciadas, la estival y la invernal. Los productos que se cultivan vienen motivados por su adaptación a estas dos climatologías. En el Agroturisme Son Lladó nos hemos venido centrando más en la huerta de temporada estival por varias razones. Su producción es más exuberante, variada y nos permite ofrecer a nuestros clientes los productos frescos de temporada para la preparación de los dos platos típicos por excelencia de la cocina mallorquina estival: el trempó y el tumbet, confeccionados ambos exclusivamente con hortalizas. Además, de multitud de platos de la cocina mallorquina y mediterránea en la que las verduras son ingredientes imprescindibles como la sepia con cebolla, el frito mallorquín, cocas de verdura (de trempó i/o prebes), pescado a la mallorquina, etc.

Superado el frío invernal, empezamos plantando las cebollas y preparando el terreno para las hortalizas de verano que se plantan a finales de abril. Básicamente, tomates para ensalada (y trempó) y los típicos de ramallet, que nos permiten preparar buenos pá amb oli todo el año. También pimientos de diferentes variedades, de las que el mallorquín es la estrella, tanto para la preparación en verde del trempó, como para freír o asar una vez ha tomado su color rojo. A los tomates y los pimientos, se unen berenjenas, calabacines o frutales como las sandías y melones. Empezamos su recolección en junio y no paramos hasta octubre.

De temporada invernal, la hortaliza estrella es la col, cultivándose diferentes variedades, siendo el repollo y la coliflor las más comunes. Es la base de las típicas sopes mallorquines, cocarrois i bullits, en estrecha relación con la cocina de supervivencia. Otras hortalizas que se cultivan en nuestra huerta en esta época del año son los cebollinos, las habas, las acelgas, las lechugas y otras variedades más primaverales como las alcachofas.

Todo ello se complementa con las aromáticas, la mayoría presentes todo el año, como el perejil, la albahaca, el hinojo, la mejorana o la hierba buena. Todas ellas, además de su función culinaria, pueden tener propiedades medicinales, cumplir funciones polinizadoras o ayudar en el control natural de plagas. En nuestro caso particular, señalar también la plantación de dos variedades de Coronilla (Valentina y Juncea), para su estudio además como arbusto forrajero y como mejorador del suelo al tratarse de una leguminosa.